viernes, 19 de octubre de 2007

Para que me salves.

Para que me salves...


Hay una ventana abierta
y la noche por ahí escapa

una parte de la vida espera la mañana
para salir al sol sin importar fronteras,
nombres o enigmas

a este lado de la lluvia
para tus humedales me guardo

para destrozarnos dolores
con pieles de nuestras almas

para buscarnos de nuevo
entre las piernas abiertas
de todas las noches

para incendiarnos como perfumes

para salvarnos con orgasmos de luz

para defendernos con espermas de luna

para multiplicarnos y habitar sin temor
rastros y sombras…

para que vuelvas a mirar
esto que soy
esto que sigue estallando
mas allá de la esperanza

para que me des de nuevo
tu sonrisa, tu sangre… los abrazos

para que de nuevo me salves.


César Augusto.

Cayendo en Ti.

Cayendo en Ti.

La tarde se desvanece
la ciudad
c
a
e

con su rumor de autos


Se d e s v a n e c e
entre pasos vencidos
calles cansadas
smock y aguaceros

la soledad dibuja tu rostro en los ventanales
trae el eco de tu ausencia
como flores rotas en el cielo

yo desvanezco también
sobrevivo
c
a
y
e
n
d
o
en Ti

en tus perfumes

en tus antiguos rumores de piel


cada tarde me detengo

en cada cielo

con mis flores rotas en el aire.


César Augusto.

Galería de Auscencias

"Sucede que me canso de ser hombre"
Pablo Neruda.
Galería de Auscencias

Sucede que me canso
de ser esta amalgama de colores
esta mota de huesos apilados
untados de carne y cenizas

me canso de dejarle todo el trabajo
a un músculo tan pequeño como mi puño

el andar… a mis pies descalzos

la mentira… a mis labios

me canse también del colchón
siempre a la altura de mis sueños
donde nunca llegas tu
por perseguirme

en los ventanales

en cada sol

con cada pared

me canso de
ver niños lloviendo
mujeres inundando
hombres cayendo…
por ser hombres

sucede
que también me canso de vos

que señalás
mis galerías
mis auscensias
mis abandonos
mis días de reforma

porque desgasto los vasos
y las horas en bares – mi Patria

y me reclamás porque no estoy
en Colorado o La Habana
en Paris o Varsovia

me canso si…
de vos

de tu sonrisa
de tu mirada
de esa boca franca y dolorosa
con que embadurnas mentiras en otras bocas
y besos entre piernas y pechos
de mujeres audaces que saben escapar

a Colorado
a La Habana
a Paris
a Varsovia

Si...

Sucede que me canso
de llegar a casa y encontrar

tu amalgama de colores

tu mota de huesos apilados
untados de carne y cenizas…

siempre ahí

en el mismo lugar…

frente al espejo.

César Augusto.

jueves, 4 de octubre de 2007

A mi Madre… esto que soy.



Mi sangre esta derramada
en cada uno de tus silencios

en cada sorbo de luz
con que me arrullaste

madre… perdono la devoción
a tus dioses estatuillas

perdono tus horas / madrugadas
enhebrando mis agujas
perdono que llovieras tantas noches
para coserme con los hilos de tu ausencia
y vestirme con tus dolores

Madre…

Tengo miedo

de perdonarme

de
perderme

de
perdernos


Hoy…
que nazco en otra carne
con hilos de otra piel

te reconozco al hurgar
cada aliento de sol
donde me descubro en tu perdón.


César Augusto.
Un Dios adiós

Con la túnica
de los tumultos
asombra la complejidad
de sus calles

incendia
palabras y mendigos

con cansancio
repone los discursos

la luna
abofetea la noche

sus medias sucias
son un rostro de mujer
con manos de hombre

la ciudad
mastica los pasos vencidos

su dios
aporta la grandeza
blasfema…
ser nada y nadie


nos untamos un presente
de caricias muertas
adiós (Dios).

César Augusto.
A Gabriela Lois.
Un Beso Para Miriam

No soporta su nombre
sin embargo
lo beso y lo canto

en esta ausencia primera

traigo el crujir
de sus pasos por mi piel

Miriam dormida...
anclada en mi pecho...


Miriam desnuda...
con rastros antiguos...


Miriam
y sus pies descalzos andándome


Miriam salida del agua...
como luna escondida


Miriam bailando soledades


Miriam mariposa y aguacero


Traigo los labios disfrazados

para vernos y bebernos

Traigo estos besos

para Miriam por salvarme.

César Augusto.

Dama de compañia

Dama de compañía.


Ella sonríe
calma mi sed
me habla acerca de sus lejanías
de sus hijos bajo la lluvia
del rostro y sus objetos perdidos

Yo le hablo también
de mis ausencias
de lo que soy
de mis muertes
mis salvaciones

Pero ella tiene luto
sus pechos son monedas
cayendo en la alcancía de mis labios

Yo tengo luto también
pero mis labios son monedas
cayendo en la alcancía de sus pechos

Jugamos a cruzar las calles
guardamos los besos
los antiguos sueños

nos bebemos los vasos rotos
para desdibujarnos
con el último sorbo de ausencias

La tarde apenas perceptible
nos inunda y escapamos
entre las piernas abiertas de la noche.

Cesar Augusto.